Durante toda una tarde estuve en el ArtFutura, un evento lleno de audiovisuales y conferencias, principalmente sobre animación 3d, pero afortunadamente también sobre muchas más cosas. Una de ellas fue la conferencia de Theo Jansen, el holandés creador de “animales” que pasean por las playas sólo con ayuda del viento. Bestias hechas simplemente con tubos de plástico amarillos (de los eléctricos).
He de confesar que era un tanto escéptico en los métodos de este hombre, porque el día antes había visto uno de sus monstruos en acción, en una plaza anexa al edificio del evento, y no me acabó de convencer. Evidentemente, porque [aun] no había entendido nada. Asistí a la charla en la que explicó sus métodos, y rapidamente mi apreciación fue cambiando. Ahora lo consideraría un “retro-visionario”.
Primero explicó sus pruebas con diferentes patas, buscando por ordenador las proporciones ideales para que el cuerpo del animal balanceara lo mínimo. Después mostró la forma de hacer “viento potencial”: utilizando hinchadores (estilo de los de las bicicletas), enganchados a velas que se movían con el viento, insuflaba aire en botellas de plastico (de las de 2 litros de Fanta), de modo que almacenaba aire a presión (la fuente de energía del animal). Esa energía luego iba a pistones (músculos) y a válvulas (nervios). Lo más interesante fue cuando enseñó esos “nervios”, mostrando que en realidad había creado ¡puertas lógicas!, la base de la electrónica actual, la base de los ordenadores, pero en versión pneumática. Así, combinando puertas lógicas, podía programar sus animales para hacer tareas varias, como dar la vuelta cuando encontraran agua. ¡Computadoras a base de aire comprimido!
Obviamente el uso de aire comprimido en lugar de electricidad hace más lentas las respuestas de sus puertas lógicas, o sea, un ordenador que utilizara aire comprimido sería muchísimo más lento que uno de electricidad (que son justamente los que utilizamos). Esto me hace pensar en el siguiente paso de la tecnología actual… la computación óptica. Ultimamente la computación electrónica ya no aumenta mucho más su rendimiento (hace varios años que los procesadores van a 2,3 o 4 Ghz, sin que se vea un aumento rápido). La computación óptica se basa en el uso de puertas lógicas que controlan rayos de luz, y como es de imaginar, es tremendamente más rápida que la electrónica. Sin embargo los fabricantes no se atreven a dar el paso. Así que, en el fondo, es como si nuestros ordenadores sean equivalentes a aquellos animales artificiales que pasean por las playas holandesas.